HISTORIAS DE VIDA

Sección de MOTIVACIONALES.CL, destinada a servir de nexo entre las propias historias de vidas y sus aprendizajes, contadas por sus protagonistas y compartidas con sus lectores.

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EL ENFERMO QUE BESÓ AL PAPA Y SU DOLOROSA HISTORIA DE VIDA: "ME ABRAZÓ SIN PENSARLO"

Vinicio Riva tuvo un encuentro con Francisco que conmovió al mundo entero. "Era como estar en el paraíso. El corazón me latía tan rápido que pensé que iba a morir", afirmó el hombre que contó su terrible historia de vida.
El enfermo al que besó el Papa Francisco (sí, esa foto que dio la vuelta y conmovió al mundo entero) fue entrevistado y contó su terrible historia de vida.
"Me abrazó sin pensarlo", dijo.
Cuando el Papa argentino lo vio en la Plaza de San Pedro de Roma, con su cara deformada, se detuvo para abrazarlo. A sus 53 años, Vinicio Riva, rememora ese momento, como el más especial de su vida. "Era como estar en el paraíso", explica.
Tiene el cuerpo entero cubierto por unas terribles protuberancias, unos tumores que aunque son benignos le provocan dolores terribles y llagas que no dejan de sangrar. "Soy un ser deforme", se define a sí mismo con resignación. Padece la enfermedad de von Recklinghausen, una dolencia genética más conocida como neurofibromatosis de tipo 1.
"El Papa ni se detuvo a pensar si me abrazaba o no. Mi enfermedad no es contagiosa, pero él no lo sabía. Bajó del altar a saludar a los enfermos. Yo le besé la mano mientras que él con la otra me acariciaba la cabeza y las heridas. Después tiró de mi, abrazándome con fuerza y besándome el rostro. Yo tenía la cabeza en su pecho, sus brazos me rodeaban. Me tenía muy pegado a él, mimándome, no se apartaba", aseguraba Vinicio en una entrevista concedida al diario británico Daily Mail, y en otras declaraciones a la prensa italiana.
"No me dijo nada, pero yo sentí su amor. Duró poco más que un minuto, pero a mi me pareció una eternidad". Y añadió, "mi corazón iba tan deprisa que creí que iba a morir".
"Pensé que no lo iba a soltar", contó su tía, Caterina, que lo acompañó a la Plaza de San Pedro en el Vaticano. Aunque Vinicio vive en Vicenza, en el norte de Italia, con su hermana Morena, de 46 años, que también tiene neurofibromatosis, aunque en una fase menos severa. A ambos, la enfermedad se la transmitió su madre, que no desarrolló ningún síntoma hasta que tuvo a sus hijos y murió de este trastorno a los 81 años.
Este hombre, que con 15 años empezó a mostrar los primeros signos de la enfermedad, lleva una vida infernal. A diario se levanta de la cama con el pijama ensangrentado: por las protuberancias que tiene por todo el cuerpo no puede evitar rascarse hasta provocarse heridas.
Además, Vinicio no sólo tiene esos sus tumores por toda su piel -también en los pies, por lo que le cuesta caminar- sino también en los órganos internos, motivo por el cuál ha tenido que ser operado varias veces para extirparle algunos de esos bultos que habían crecido demasiado: en el corazón, en los ojos, en la garganta... De hecho, tiene problemas para respirar.
Dice que está acostumbrado a que la gente salga huyendo cuando lo ve. En Vicenza, la localidad en la que vive, ya son muchos los que conocen. Pero los que no, sobre todo si son madres con niños, suelen huir ante su presencia. "Las mujeres son más crueles que los hombres", admite.
A Riva los médicos le dijeron que sólo viviría hasta los 30 años. Pero se equivocaron. Y él, con sus limitaciones, disfruta del fútbol, de salir con los amigos a comer pizzas y, antes, también andar en bicicleta. Lee novelas románticas y envía flores a las enfermeras que lo cuidan cuando acude al hospital, que es a menudo, pero nunca ha tenido novia, aunque le encantaría encontrar a una mujer con su misma condición para poder establecer una relación.
Los dos hermanos Riva viven de una pensión de 500 euros que reciben por discapacidad y que redondean con los 150 euros que cada uno de ellos recibe por trabajar como voluntario en una residencia para ancianos. Residencia en la que vive su padre, un albañil de 77 años ya jubilado que, según cuentan, nunca dio muchas muestras de amor hacia sus hijos.
También los ayuda la tía Caterina, que desde que murió su madre se ocupa un poco de ellos y les da algo de dinero. Viven con poco, pero pese a todo, confiesan que, en conjunto, son bastante felices.

LA FASCINANTE HISTORIA DE LUCHA POR LA VIDA DEL PEQUEÑO WARD MILES

La lucha de Ward Miles, un bebé prematuro extremo conmueve las redes. Ward Miles Miller nació tres meses y medio antes de la fecha prevista de parto y con un peso de 700 gramos.



WASHINGTON D.C.- Ward Miles Miller nació tres meses y medio antes de la fecha prevista de parto y con un peso de 700 gramos. Su padre Benjamin, fotógrafo de bodas, registró en un conmovedor video la intensa lucha de su hijo y la abnegación de su esposa Lyndsey por lograr su recuperación.

El video fue publicado el 31 de octubre pasado para conmemorar el primer año de Ward en casa. El bebé debió estar 107 días en una incubadora tras su nacimiento el 16 de julio de 2012, fiesta de la Virgen del Carmen. El video comienza con imágenes tomadas cuatro días después de su nacimiento, la primera vez que su madre Lyndsey lo pudo abrazar.



Benjamin Scott Miller cuenta en Vimeo, donde superó las 140 mil vistas, que su video "resume el primer año de mi hijo. Nació muy prematuro y tuvo que superar muchos y grandes obstáculos, pero no mayores que nuestro Dios. Esta es una historia del amor de una madre por su bebé".

"Hice este video para conmemorar su primer año y lo lejos que ha llegado", dice Benjamin y revela que preparó el breve filme como un regalo de cumpleaños para su esposa.

"Quiero agradecer a los médicos, enfermeras y personal de todo el mundo que tiene como misión hacer que los bebés estén mejor. ¡Es gracias a ustedes que mi hijo siempre tuvo la oportunidad de llegar a casa!"

En respuesta a uno de los comentarios que recibió su el video, Benjamin recuerda que durante su estadía en el hospital "vimos a muchas familias salir de cuidados intensivos sin sus bebés" y ahora reza para que alcancen la paz.


Ver Video: 

DESGARRADORA HISTORIA DE UN PADRE QUE PROMETE SALVAR LA VIDA DE SU HIJA


Un jubilado de 70 años pasó por todas las peripecias posibles para llegar hasta su hija


Un marroquí de 70 años emprendió un increíble viaje hasta Yemen para salvar la vida de su hija que, embarazada y con dos niños, había perdido a su marido en una explosión y no podía abandonar la ciudad de Dammaj, situada en el noroeste del país, a causa de los combates que allí se estaban librando. 


La desgarradora historia la relata el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que califica de "conmovedora" toda la serie de peripecias que atravesó Hatem Ben Hammou para por fin reunirse con su hija Samira, quien llevaba cinco años viviendo en Dammaj. 

Ben Hammou empezó a fraguar la idea de viajar a Yemen cuando recibió la noticia de que su yerno había muerto a causa de las heridas provocadas por la explosión de un obús, y a su hija, a la que no veía desde hace años, le resultaba imposible regresar a Marruecos. "Me dijo que los combates le impedían abandonar la ciudad y yo le prometí que iría a buscarla", relata en unas declaraciones recogidas en la web del CICR, Ben Hammou, jubilado y con nueve hijos.
 
Tuvieron que pasar dos meses hasta que consiguió obtener un visado para poder partir desde su ciudad natal, Fez, hasta la provincia de Saada, en el noroeste del Yemen, donde está situada la ciudad de Dammaj. Una vez en Yemen, este marroquí de origen bereber que apenas habla árabe y tenía problemas de comunicación en ese país, comenzó a telefonear a la Embajada de Marruecos en Yemen y a las autoridades para informarles de que estaba allí y de que no tenía intención de abandonar el país sin su hija. 

El 4 de noviembre, Ben Hammou se enteró de que la Cruz Roja intentaría evacuar a varias personas gravemente heridas, y les suplicó que sacasen a Samira, embarazada de seis meses y con dos niños de uno y tres años de edad. "Me quedaré sentado en esta piedra hasta que me traigáis a mi hija", les dijo. Sin embargo, ese día la prioridad para la Cruz Roja eran los heridos, por lo que Ben Hammou se tuvo que quedar esperando. 

La organización internacional tardó varios días en obtener las garantías necesarias para poder regresar de nuevo a Dammaj, y esta vez salieron de la ciudad con Samira y sus dos hijos siendo los primeros civiles no heridos en ser evacuados de allí. El pasado 8 de noviembre, Ben Hammou se reencontró con su hija y sus dos nietos a los que nunca antes había visto. La familia fue enviada en avión hasta Sanaa, desde donde por fin retomaron el camino de regreso a casa.