UNA EXTRAORDINARIA HISTORIA DE AMOR, DE DONACIÓN Y DE LUCHA FAMILIAR

En Argentina, de hermana a hermana: María Inés Rojas le donó un riñón a Lorena Paola, una mujer que nunca bajó los brazos pese a las adversidades y que cuando se recupere estudiará canto.

“Yo siempre estuve absolutamente segura de lo que iba a hacer, porque quiero verla feliz, quiero que tenga otra calidad de vida. Nunca dudé en ser la donante”, dice la sanrafaelina María Inés Rojas (36), hermana de Lorena Paola (28) , la tercera trasplantada de riñón en el Hospital Central este año.
Al pie de la cama de la habitación 113, muy dolorida pero con mucha paz, María Inés deja claro el orgullo que siente por su hermana, no sólo por la fortaleza demostrada en cada una de las dificultades que le puso la vida sino porque Lorena no deja de perseguir sus sueños.
Lorena ha sufrido muchas penas. Primero fue la pérdida de una amiga en la adolescencia en un accidente de tránsito en la que ella quedó gravemente herida. Luego de su primer embarazo le detectaron un serio problema de hipertensión, que durante una segunda gestación provocó la parálisis cerebral de su bebé. A la par, comenzó a desarrollar su insuficiencia renal crónica y enfrentó casi en paralelo la separación del padre de sus hijos.
Con su frágil salud, dedicó todo su tiempo y recursos al tratamiento de Bruno (5) y al cuidado de Gabriela (8), y muchas veces dejaba de atenderse por priorizar a sus chicos.
Un ejemplo de su dedicación se dio hace un par de años, cuando Lorena decidió grabar un CD casero para costear un viaje a Chile en busca de rehabilitar a Bruno y, de paso, hacer lo que más ama en la vida, cantar. Su idea le valió la difusión en Canal 9 de Buenos Aires y como corolario de la entrevista hizo un concierto en el teatro Roma, de San Rafael. Tiempo después se preparó para participar en el Soñando por cantar en mayo del 2012, lo que le abría un promisorio futuro gracias a su bella voz. Incluso los jurados en ese momento la animaron a continuar, pero le recomendaron que mejorara su salud para que pudiera respirar mejor.
“Con todo lo que ella ha pasado, con toda su lucha, para ella este trasplante significa un cambio total de vida, ya que no tendrá que depender más de una máquina para sobrevivir. Ella tenía que dializarse día por medio, con este trasplante ella puede buscar su sueño, que es vivir en Mendoza junto con sus hijos y su nueva pareja y estudiar en una escuela de canto para algún día pisar los escenarios más importantes del mundo”, explica María Inés.
El día D
Si bien el trasplante de donante vivo relacionado, es decir entre familiares, se hizo el lunes pasado, el camino hacia ese momento fue complejo. Lorena hace cinco años que es una paciente renal crónica pero su deterioro ha sido constante y rápido. En ese período de tiempo fue sometida a 19 operaciones para restablecer venas muy afectadas por la presión arterial y la misma diálisis. Fue entonces que se decidió ir a trasplante y la colocaron en lista de espera. Sin embargo, el caso requería premura y por eso se pidió la donación a un familiar compatible.

María y Lorena son parte de una familia de seis hermanos, pero luego de una reunión familiar acordaron que María Inés y Valeria se someterían a los estudios de histocompatibilidad. De ellos resultó que Lorena era genéticamente más parecida a Valeria pero María estaba más sana y por lo tanto ella debía ser la donante.
Con todos los análisis correspondientes emprendieron el camino hacia una nueva vida para todos, porque, como dice María Inés, “El trasplante es para Lorena, pero también un poco para toda la familia, porque queremos verla feliz”.

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