UN TESTIMONIO DE SUPERACIÓN

La historia que voy a contar no es mía, pero sí he participado para que sea una historia de superación.
Una chica de origen africano, de 20 años casada y madre de un niño de meses. Este era su perfil cuando la conocí.
Llegó a Europa huyendo de su país por la hambruna, la miseria y la guerra que en aquel momento (hace más de 10 años) al igual que hoy hay en el continente Africano.
En pleno siglo XXI  muriéndose de hambre miles niños y niñas en África. Que lastima! que países tan ricos en recursos con minas de oro, diamantes o gas y a la vez países tan pobres por el abuso de PODER de los políticos.
Esta chica decidió emprender la aventura hacia Europa para no morir de hambre. Dejo a su hijo recién nacido y a su esposo. Tardo dos años en poder llegar a Europa. Cruzo el continente africano hasta que llegó a una ciudad que tenia puerto de mar.Dio todo el dinero para pagar el viaje hacia España.  Nunca había visto el mar y no sabia nadar pero se monto en un cayuco con otras cien personas más.
Algunas se murieron en el trayecto.
Cuando la conocí solo hablaba el dialecto de su etnia, ni ingles, ni francés y mucho menos español. Nunca había ido a la escuela. Había llegado a las costas de España en un cayuco, junto con otras mujeres y hombres. Lo paso realmente mal, sin papeles, sin redes sociales y familiares. Desarraigo y duelo por la separación de su familia; y lo peor es que no sabia si algún día los volvería a ver.

Fue una mujer muy valiente, aprendió hablar español, acudió a clases para alfabetizarse. Hoy sabe leer y escribir. Hizo un curso cocina. Realizo diferentes trabajos, hasta que finalmente fue contratada como cocinera.
Hace dos años pudo reagruparse con su esposo. Este año por fin llego su hijo y esta semana ha nacido su segunda hija.
Es una historia que quiero compartí con vosotros, pues no todas las que conozco tienen un final tan bonito.
Sophia se vio animada por las lindas fotos que los vecinos que habían logrado llegar a Europa y enviaban. -”la foto del domingo”  cuando se ponían la ropa nueva y paseaban por el parque o las plazas y soñaban y soñaban para que algún día pudiera ser cierto las cosas bonitas que escribían a su madres o esposas o hijos. Pues miles de personas africanas han perdido la vida en el mar cuando hacían la travesía para llegar a las costas españolas. Nunca se sabrá cuantas y quienes fueron las que murieron.